Vivimos en una época de prisas, en la que se valora poco lo que entra por nuestra boca, sin darnos cuenta de lo perjudicial que puede llegar a ser el alimentarnos mal.
Desde pequeños debemos adquirir buenos hábitos alimenticios y saber que los excesos nos pueden llevar a la obesidad.
El hecho de que algo esté sabroso para nuestro paladar, no quiere decir que una vez dentro de nuestro organismo sea sano.
Debemos adquirir la costumbre de comer más legumbres, y menos carne, más verdura y menos grasa, más fruta y menos chucherías y es sencillamente por una cuestión de salud.
Vamos a lo fácil y a lo rápido, pero después llega la enfermedad: la diabetes, la obesidad, el colesterol, la hipertensión, la osteoporosisis… el caso es que ni lo pensamos.
Las enfermedades se van produciendo sin darnos cuenta se instalan poco a poco y cuando queremos acordar es algo tarde.
Lo más sabio es aprender a comer sano y así evitaremos muchos problemas.
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